EL RIO
Por Mary Daza Orozco
Llevo El Río en mi cartera, rumoroso y enamorado. Rumor de vida fresca, enamoramiento de las almas que atraviesa.
El Rio se volvió poemas, se instaló en un libro y se dividió en cantos, en retornos, en nombres, en plegarias, en fin, en vida plena.
Lo llevo conmigo desde cuando me lo regaló su autor Félix Molina-Flórez , y cuando lo abri lo concebí como un devocionario, poemas que calman momentos duros, cantos que llenan de esperanza, pero a veces llega la nostalgia y El Río la destierra con el canto de sirenas escondidas.
El autor es un maestro indiscutible que tiene el poder de espantar los adjetivos retumbantes y crear metáforas serenas que asombran y nos enamoran.
El Rio, poemario exquisito, nos recuerda al abuelo: «Desde la bruma de la ebriedad», y asegura que es necesario volver a la raíz, y se confunde con el torrente cuando asegura: «El río y yo somos uno, espuma, fango»; El Río es plegaria, es árloles, es tierra, es universo, es creación.
Para comprender y amar este Río hay que encontarlo en el libro del Maestro Molina – Flórez, tenerlo a mano o llevarlo en la cartera, de suerte que al abrirlo salte ante nuestros ojos el milagro que andábamos buscando.
El poeta Félix Molina-Flórez nos ha regalado una obra literaria que es arte puro, es enseñanza del manejo de las palabras, es un canto a la vida, un rumor de agua que no se agota, que nos redime.
Recomiendo este libro, con toda honestidad.