Nueve de abril

Por Eduardo Santos Ortega Vergara.

Como una premonición, de esas fechas que marcan sucesos, ya Dios sabrá si nefastos o no, una fecha importante para el sentimiento de Colombianos que se preguntan ¿Qué tiene esa fecha? Diomedes Díaz, en el año 1979 junto al acordeón del maestro Colacho Mendoza, en el trabajo musical los Profesionales consagró una canción que lleva este nombre y es de su autoría, la cual dice: “Yo soy el rio que nació en la sierra y se secó en el verano/ soy el cultivo que se perdió por la falta de asistencia/ soy el turpial que cayó en la jaula por culpa de la inocencia/ yo soy el hombre que por ser hombre no he dejado de existir… yo soy el nueve de abril, soy el trece de febrero/ yo soy el propio recuerdo de quien naciera ese día/ soy la palabra melancolía reflejada en un hombre bueno”.

Podría ser esta fecha algo común y hasta normal, que pasa desapercibido de no ser porque en esta fecha han sucedido cosas notables, que inician o terminan; cada quien le da su propio nivel jerárquico. El nueve de abril de 193 (Ciento noventa y tres) en Ilírico (Ubicado en los Balcanes) el ejército romano proclama emperador de roma a Septimio Severo, intrascendental para nuestra época. Pero sucedió un nueve de abril. Ese día en el año 1667, en París, se abre la primera exhibición pública de arte. El año 1682 en el sur del actual Estados Unidos, René Robert Cavalier de La Salle descubre la boca del río Misisipi, reclamándola para Francia y llamándola Luisiana. Listo, ¿Y esto qué? Pues bueno, fue un nueve de abril. Ese día del año 1837 nace Henry Becque escritor Francés. Fecha importante, como el natalicio de seres de luz primaveral, entre notas de un acordeón y los colores de cañaguates vallenatos, nacieron seres que son de mis afectos: Katherine González Mindiola, amiga querida del alma. Alexis Navarro Peña la reina de Pello y mi sobrina Natalia Noches Buelvas.

Hay muchas cosas de ayer y de hoy que seguirán marcando el nueve de abril, como una fecha importante. Como aquel nueve de abril del año 1948. En esa fecha, asesinan al líder liberal Jorge Eliecer Gaitán. A la una de la tarde, mientras salía a almorzar junto a cinco personas más que le acompañaban, recibe tres tiros de mano del joven Juan Roa Sierra. El líder liberal fallece en la clínica central, minutos después de ser herido. Nefasta noticia que generó un rio de violencia en Bogotá y en Colombia en general. Setenta años de historia, que nos dejaron la duda de lo que hubiese podido pasar si Gaitán no hubiese sido

asesinado. ¿Otra seria la historia? Por supuesto, el análisis nos lleva a pensar si nos hubiéramos ahorrado tantos años de violencia y el desarrollo sería más notable. Desde aquel nueve de abril de ese nefasto año histórico muchas son las frases que se recuerdan aún de este gran político, quizás mejor orador.

“Constituye un pecado el que a la primera derrota digamos que no hay razón para existir”

Año a año, cada nueve de abril se recuerda el nefasto episodio que entre lo oscuro de esa tarde y en medio de una algarabía una acción de tiempos aciagos cegó la vida de un gran orador, un hombre que al pararse al frente de su pueblo en plaza pública, revivía en cada ciudadano el sentimiento de lucha y justicia, hoy ese clamor tiene la misma importancia de esa época.

“Si avanzo, seguidme. Si me detengo, empujadme. Si os traiciono, matadme. Si muero, vengadme”.

Eso pasó. “A las 13.15 del 9 de abril, cuando la céntrica avenida Jiménez vivía la agitación normal de una ciudad que recibía a los delegados de la IX Conferencia Panamericana, cuna de la Organización de Estados Americanos (OEA), ocurrió el asesinato de Gaitán, que partió en dos la historia de Colombia y cambió la cara de Bogotá. Juan Roa Sierra, el asesino, disparó en cuatro ocasiones contra el caudillo liberal -favorito para ganar las próximas elecciones presidenciales- cuando este salía de su despacho de abogado, y tres de las balas lo impactaron causándole la muerte minutos después en la clínica central. De inmediato una multitud enardecida linchó al asesino en el comienzo de la revuelta que dejaría el 90 % del centro de la ciudad arrasado y que acabaría para siempre con el tranvía que había sido el medio de transporte de los capitalinos durante la primera mitad del siglo” eso pasó, a partir de allí las cosas no fueron iguales, el grado de contaminación que había logrado el país, con esa ferocidad que en todos sus frentes se padecía en aquella época; hoy después de setenta años, seguimos viviendo bajo el esquema de la corrupción y los políticos corruptos. Hoy encontramos oradores de talla, pero no políticos de nivel. Y seguimos siendo pesimistas justamente cuando un nueve de abril nos vuelve a recordar que ésta es una fecha especial. Contrario al deseo de Gaitán, hoy los pobres siguen siendo más pobres y los ricos más ricos, y hay razones de peso para ello.

“Porque el gobierno colombiano tiene la metralla homicida para el pueblo y la rodilla puesta en tierra ante el oro americano”.

Nueve de abril, seguimos recordando al caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán “Yo no soy un hombre, soy un pueblo”.