La Unidad creó espacio de encuentro intergeneracional para fortalecer la convivencia

El intercambio de experiencias de vida, que se llevó a cabo en Cúcuta, sirvió de marco para acercar personas mayores con niños, niñas y jóvenes.

Fueron dos grupos, los mayores de 60 años y los menores de 15 años y estuvieron más de tres horas encontrando las puntas generacionales en donde coincidían como seres humanos y con las cuales cada uno fortalecía al otro. Así comenzó en Cúcuta la conmemora del día Mundial de la Toma de conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, apoyado por la Unidad para las víctimas.

El Centro Regional para las Víctimas, localizado en Atalaya, fue el escenario para el evento, al que asistieron 23 abuelos encabezados por Mariela García, representante en Cúcuta de la Mesa Municipal de Víctimas. En el grupo juvenil estaban más de 60 niños y niñas, 45 de los cuales recibieron, en jornada paralela, encargos fiduciarios.

“Nosotras jugábamos con muñecas que hacíamos con tusas de mazorca, con fique y trapos. También a la coca y con naipes”, dijo una de las abuelas presente. En ese intercambio de clases de juego, los niños contaron que ellos juegan a la pelota pero no de trapo sino de cuero o material sintético o de caucho y que los naipes los cambiaron por las consolas de juego electrónicos.

Hubo tiempo hasta para compartir las formas de castigos. Antes la desobediencia implicaba una tanda con chuco de cuero torcido o con un cable. Hoy se traduce en uno o dos días sin ver televisión, sin celular o sin salir del cuarto a jugar con los amigos.

Risas de complicidad, sorpresas por las diferencias y, sobre todo, curiosidad por entenderse como personas en vivencias cotidiana como los noviazgos, las formas de conquistas y las metas, coparon el tiempo de intercambio.

Antes de terminar Ronald Romero, uno de los jóvenes, les contó a todo el auditorio el cuento Paso, paso pasito, la historia de Nacho, un abuelo, e Ignacio, el nieto que tiene como eje narrativo, cómo cada uno en determinado momento de sus vidas auxilió a otro cuando necesitaba comer y caminar.

Al final, los niños y jóvenes entendieron que esos abuelos, surcados de arrugas y canas, son complementos de sus vidas, una parte que mirada con respeto y amor, los ayuda a ser mejores.

El evento terminó con una cartelera llena de mensajes para las personas mayores con los cuales los jóvenes sellaron su compromiso de darles y promover el buen trato a los abuelos.

Los trabajadores del Centro Regional se unieron a la cartelera resaltando que seguirán brindando una atención digna, respetuosa y de buen y trato a las personas mayores. Los dos compromisos se blindaron con la entrega de una flor en representación de admiración.