Venezuela se debate entre agresión y estancamiento

La oposición no puede llegar a las sedes de la institucionalidad venezolana en Caracas. Por más que, durante diez días que lleva en la calle protestando, haya intentado repetidamente acceder al centro de la ciudad, en cinco ocasiones fue repelida por las autoridades. Con gases lacrimógenos, perdigones o incluso golpes con bolillos; el chavismo se atornilla como puede a su control del Estado.
Mientras se ven sucesos similares en las principales urbes de Venezuela, el presidente del país, Nicolás Maduro, se mostró dispuesto a realizar elecciones regionales —mismas que su gobierno aplazó indefinidamente en octubre de 2016— para intentar calmar a la gente.
¿Están cerradas las salidas para la nación vecina o, por el contrario, muestran las recientes acciones del régimen que la estrategia opositora e internacional está funcionando? EL COLOMBIANO abordó con expertos estos y otros interrogantes.
Más represión a las marchas
En los últimos diez días, la intención de los opositores y la ciudadanía descontenta en Caracas era llegar a la sede del Tribunal Supremo de Justicia para manifestarse contra la poca o nula separación de poderes que perciben en el país, y que fue evidente en hechos como los del pasado 30 de marzo, cuando el máximo ente judicial asumió las funciones del Legislativo —aunque luego matizara su decisión tras la reacción de rechazo internacional—.
Pero como en días anteriores, ayer, decenas de miembros de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) cerraron nuevamente los accesos al municipio caraqueño Libertador.
“Manifestantes son reprimidos con bombas lacrimógenas por cuerpos de seguridad”, aseguró en Twitter la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
La marcha inició a las 10:00 de la mañana hora local, en la plaza Brión de Chacaíto, en el este de Caracas, y se dirigió hacia el oeste sin que el rumbo de la movilización fuera aclarado por sus dirigentes, al menos ante los medios.
No avanzó mucho cuando empezaron los enfrentamientos entre encapuchados y la PNB. Mientras manifestantes pacíficos se retiraban de la zona de los disturbios, el gobernador del estado Miranda y excandidato presidencial Henrique Capriles dijo al canal Vivo Play: “aquí lo que hay es represión, más nada. El gobierno sigue el paquete del autogolpe, creen que así, con represión, es la forma de resolver la crisis”.
Mientras el régimen se atornilla al poder mediante el uso de fuerza policial, las marchas de los últimos días abren espacio para varias preguntas. En primer lugar, ¿servirán para algo?
Para Nelly Arenas, docente de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela, hay un panorama de incertidumbre frente al futuro en el país vecino.
“Los acontecimientos políticos cambian con mucha velocidad, por lo que es difícil anticipar un escenario. Hay mucha incertidumbre. El régimen está dispuesto a jugarse todo por la vía de la represión. Pareciera que estuviera dispuesto a desafiar la animadversión internacional y hay mucha disposición a desplegar una represión que los venezolanos no habían visto. No sé a que pueda conducir toda esa radicalización”, dijo.
“La agenda opositora, entretanto, no tiene macha atrás. A menos que, como pide Elías Jaua, encarcelen a todo el liderazgo de la MUD”, agregó
¿Debilidad o pantallazo?
Más allá de las marchas acostumbradas, el verdadero hecho sorpresivo surgió de los comentarios del propio Maduro el domingo, en un acto en Barquisimeto: “Yo estoy ansioso por que se convoquen las elecciones de gobernadores y alcaldes para darles una pela a esa gente”.
¿Implica su comentario un signo de debilidad ante la presión local e internacional? ¿o no pasa de un pantallazo para intentar calmar el descontento? Arenas respondió que “ahí puede haber alguna presión de algún estamento o facción dentro del oficialismo para celebrar algún evento electoral, en especial las aplazadas regionales, para atenuar las críticas”.
“Eso demuestra que ha funcionado la presión de la comunidad internacional, tal vez el factor más efectivo para esto”, agregó.
¿Qué tan posible puede ser esa versión que apunta a un creciente fraccionamiento del chavismo? Para Jesús Castillo Molleda, politólogo y docente de la Universidad del Zulia, “públicamente no es visible el fraccionamiento. La fiscal general Luisa Ortega no ha vuelto a hablar. Es cierto que hay sectores que ya están haciendo críticas. Pero por el momento no actúan. Eso le permite al gobierno seguir en sus políticas. Hay una sensación de que podría ocurrir una ruptura, pero aún no ha pasado”.