El Corredor de Vida tiene voz y es de todos: diálogo multiactor fortalece la transición en el Cesar

Con el objetivo de tejer una visión común sobre la sostenibilidad del territorio, el Programa Corredor de Vida del Cesar, se impulsó un Diálogo Multiactor, que tuvo lugar en Valledupar, en el que participaron representantes de comunidades, organizaciones sociales, empresas privadas e instituciones como el Consorcio Alma-Natura, el Instituto Humboldt, el Programa de Desarrollo y Paz del Cesar y La Guajira (PDPCG), Centro Regional de Empresas y Emprendimientos Responsables (CREER), Fedegan, Drummond, ASOTEPROS, ASOCOPE, SOCODEVI, Visa USA, ASOVECAB, ANEI, entre otras.

Este espacio colaborativo se diseñó para escuchar, intercambiar experiencias y construir propuestas conjuntas en torno al cuestionamiento central: ¿Qué podemos hacer juntos por la transición del territorio? La actividad puso en evidencia la necesidad de aunar esfuerzos para abordar desafíos comunes como la transición energética justa, la restauración ecológica, el fortalecimiento de la gobernanza ambiental, el monitoreo comunitario y la bioeconomía sostenible.

“Este espacio de diálogo multiactor nos permitió poner sobre la mesa las distintas perspectivas que hemos identificado en el desarrollo del proyecto, resaltando los procesos que ya vienen gestándose en el territorio. Más que imponer una hoja de ruta, desde el Instituto Humboldt buscamos visibilizar y fortalecer iniciativas locales que integran restauración ecológica, bioeconomía, gobernanza y organización comunitaria. Esta articulación entre actores genera confianza y contribuye de manera real a la transición hacia un modelo territorial más sostenible y diverso”, señaló Nicolás Corral, investigador del Instituto Humboldt y coordinador técnico del proyecto de Pactos por la Restauración Socioecológica y la Bioeconomía Sostenible del Corredor de Vida.

El Programa Corredor de Vida del Cesar: Perijá–Zapatosa es una apuesta del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible por impulsar la restauración ecosistémica y la transición territorial en zonas afectadas por la minería, la deforestación y la pérdida de biodiversidad. Este proceso, financiado por el Fondo para la Vida y la Biodiversidad, integra acciones en restauración ecológica, educación ambiental, bioeconomía, gobernanza ambiental, monitoreo comunitario y construcción de paz, con participación activa de actores locales en seis municipios del departamento del Cesar y uno del Magdalena.

“Hoy demostramos que es posible trabajar juntos en un territorio diverso y complejo, con la participación de actores nacionales, regionales y locales. Este diálogo multiactor es un paso clave para construir una narrativa compartida sobre la transición que vive el Corredor de Vida, una narrativa que no polarice, sino que incluya”, expresó Amaury Padilla Cabarcas, director del PDPCG.

“Los retos son claros: mantener conversaciones basadas en la escucha sin prejuicios, poner en el centro la vida como bien común, y reconocer la capacidad de agencia y sabiduría de las comunidades locales. La transformación solo será posible si se planifica y se gestiona colectivamente, cerrando espacios a la exclusión y a la corrupción”, añadió.

Nelson Cadavid, coordinador de Transiciones de Creer en el Cesar, otra de las organizaciones organizadoras del encuentro, expresó: “Tras una década de trabajo en el Cesar, hemos pasado de promover espacios de diálogo y participación —donde distintos sectores aprendieron a escucharse y construir en conjunto— a consolidar una visión de desarrollo productivo articulado entre empresas, instituciones, comunidades y actores de la cooperación internacional. Hoy, ese camino nos permite hablar no de un corredor minero, sino de un corredor de vida, donde el desarrollo sea sostenible e inclusivo.”

Por otro lado, el alto ejecutivo de CREER manifestó que, “no se trata de estar a favor o en contra de la minería, sino de entender que las transiciones deben ser graduales, sostenibles y construidas con la participación de todos los actores. Hace unos años la minería aportaba el 54 % al PIB del departamento y hoy aporta el 40 %. La pregunta es: ¿dónde está ese 14 % restante? Más que cerrar puertas, el reto está en diversificar la economía del Cesar con responsabilidad y visión de futuro.”

*Participación de la comunidad*

Desde la perspectiva comunitaria, el diálogo fue también una oportunidad para fortalecer la participación activa en los procesos de restauración ambiental que lidera el Consorcio Alma-Natura, al igual que el Instituto Humboldt, con el impulso del Ministerio de Ambiente y Desarrollo sostenible.

“Este diálogo ha sido una oportunidad valiosa para visibilizar tanto los avances como las necesidades del territorio. Como comunidad, sentimos que estas alianzas con instituciones como el Instituto Humboldt y el Consorcio Alma-Natura nos permiten participar activamente en procesos de restauración y conservación ambiental, que son urgentes en zonas afectadas por la actividad minera”, destacó Marcelis Edith Peña Orozco, presidenta de ASOTEPROS, en La Jagua de Ibirico.

“Nuestro papel es aportar desde el conocimiento local, aprender y sumar esfuerzos para proteger el territorio. La restauración no es solo un tema técnico, es una necesidad vital para las comunidades que vivimos aquí y que queremos dejar un mejor ambiente a las futuras generaciones”, concluyó.

Como cierre del encuentro, el coordinador técnico del Consorcio Alma-Natura, Gustavo Segura, resaltó la importancia de la restauración como una herramienta real de transformación social:

“La transición del Corredor de Vida no solo es energética o productiva: es también una transición ética y cultural. Restaurar la naturaleza es restaurar el tejido social, los saberes, los vínculos con el territorio. Desde Alma-Natura creemos en un modelo de restauración participativa, donde las comunidades son protagonistas, no solo beneficiarias. Por eso, este diálogo es también una semilla que sembramos colectivamente para cosechar un futuro más justo y biodiverso en el Cesar y el Magdalena”.

Este diálogo reafirma que la transición no es un proceso exclusivo de expertos ni de gobiernos: es una construcción colectiva, donde el conocimiento local, la voluntad política y la acción conjunta son claves para transformar el Corredor de Vida en un modelo de sostenibilidad, participación y esperanza.