Almas teñidas en Villanueva
Por Yarime Lobo Baute
Desde el Cerro Pintao, donde las aguas del río Villanueva nacen como un canto sagrado entre la Serranía del Perijá, mi espíritu se alza para acariciar las acuarelas de Jarol Ferreira, desbordadas como un sortilegio en la exposición “Acuarelas de Jarol Ferreira Acosta”, que el pasado 7 de junio a las 6:00 p.m. desplegó sus alas en Casa de Encuentros Valledupar. Con entrada libre, estas 80 visiones, tejidas desde 2022, son raíces del SER que brotan de la tierra villanuevera, el HACER que danza con el alma de Rosendo Romero, “El Poeta de Villanueva”, y el TENER que custodia un amor eterno, un eco divino como el que Celina Quintero Baquero prodigó a su preciada Villanueva.
Entre el cúmulo de obras resaltan ellas: “Tres Mujeres” y “Niñas” susurran un conjuro: en “Tres Mujeres”, tres figuras en verdes, rosas y blancos se alzan como sacerdotisas etéreas, evocando “Villanuevera”, donde una mujer cerquita al río guarda la fragancia de la infancia y llora en silencio penas ajenas, su sombra un reflejo de almas translúcidas.
En “Niñas”, siluetas infantiles tejen un himno de pureza, sus tonos suaves un suspiro del cosmos. El verde es la savia que abraza la sierra, el rosa el néctar del sol en mañanitas, y el blanco la luz que danza con los espíritus, un don celestial que fluye en cada pincelada.
Mi corazón siente la magia humilde de Jarol, nacido en 1975 en Villanueva, quien murmura: “Mi trabajo en acuarela nace de la simplicidad. Uso formatos diversos como parte de la libertad que necesito para explorar desde lo íntimo hasta lo cotidiano”. Sus colores se deslizan como sombras de ángeles o estallan como relámpagos de vida, tejiendo relatos que rozan lo sagrado.
Mas, en este torbellino, las sombras de Las Killer Gringo susurran: estas mujeres y niñas, guardianas de un amanecer junto al río, también encarnan las noches salvajes de La Guajira, donde las “chicas malas” buscan éxtasis en playas de excesos, un remolino de vallenato y deep house que entrelaza amor y desgarro, esperanza y abismo, un realismo mágico donde el alma y la tierra se funden en un solo latido.
Desde mi pluma, contemplo su infancia grafiteando muros, su voz en Las Piedras (2007) y su fuego en El Pilón (2006-2015), un canto que une lo visible y lo eterno.
El domingo 8 de junio a las 11:00 a.m., asistí a su diálogo con mi primo Alonso Sánchez Baute en las tertulias del Café Casa de Encuentros, sus palabras fueron una ráfaga de estrellas a plena Luz del día.
Esta exposición, segunda de Galería KA tras “Tres Acordes”, es un santuario para creadores locales, estuvo abierta todo junio como un portal encantado donde el SER florece en la tradición del Cerro Pintao, el HACER crea en la dualidad del espíritu, y el TENER abraza lo infinito.
Que “Tres Mujeres” y “Niñas” perduren como oraciones de amor y resistencia, almas teñidas de Villanueva que ascienden en un vuelo encantado más allá de las mil y una razones, guiadas por la voz de Mary Daza Orozco, la escritora villanuevera que me abrió el sendero hacia Jarol.