Lo menos malo…

Por. Eduardo Santos Ortega Vergara.

 

 

Cuando llega la época de elegir, al presidente o, de allí hacia abajo, a quienes de alguna manera nos deban representar en los procesos administrativos y de liderazgo democrático, siempre pensamos en elegir al menos malo.

Es algo parecido a lo que sucede con el tema de inseguridad, ‘los rateros’ que son apresados en plena flagrancia son presentados por los medios como ‘presuntos’ delincuentes, toda vez que deben ser juzgados y condenados; antes, no se puede señalar so pena de incurrir en una afrenta.
Vaya usted a entender tremendo desbarajuste.

Por otro lado, en un acto violento de atraco, presuntos delincuentes con revólver en mano y apuntando a la cabeza de la víctima en un pleno y claro acto de intimidación, despojan, a las personas sometidas, hasta del último peso y de cuanta cosa de medio valor tengan; luego de esto, el paso es darle gracias a Dios porque no pasó nada.
Es decir, ante todo esto, lo menos malo es que no pasó nada.
Y sin embargo está pasando de todo.

Robos, intimidación, atracos a mano armada y pare de contar; lo menos malo, por fortuna, es que no maten a nadie.
Así es, estamos tan acostumbrados a lo perverso que cosas malas nos parecen elemental y que pasar pueden por ser lo menos malo. Por Dios.

Volvamos al tema de la corrupción, escoger al que menos robe, como condición de democracia termina siendo algo inicuo, perverso y desde luego de mucho daño a la sociedad.

Tantos tiempo los ladrones de cuello blanco quedándose con los recursos del pueblo, y los seguimos escogiendo; eligiendolos en cada evento en donde el voto del pueblo se convierte en algo sustancialmente especial para seguir adelante con esta farsa de tantos años; y además aplaudiendo ‘que roben, pero que hagan algo’.

Elegir al menos malo se nos ha convertido en política pública.

Y mientras seguimos escogiendo a los menos malos, la corrupción sigue su galope campante; la salud sigue de malas en peor y la desnutrición cobrando víctimas infantiles inocentes; seguiremos viendo a los jóvenes Guajiros haciendo y levantando huelgas de hambre al no tener interlocutores que den luces de solución a la problemática que vive este departamento hermano.
Los indígenas desalojados de su tierra y de los espacios donde se encuentran protestando.
Los campesinos sin tierra; los jóvenes sin oportunidades de trabajo.
Nada diferente a lo que el Cesar también padece.
Escoger lo menos malo no es la solución… la solución es erradicar lo malo y actuar como un verdadero adalid sin dejarnos sobornar por míseros cincuenta mil pesos y soportar toda una vida de opresión.
No es lo menos malo lo que va a erradicar lo malo de este país del sagrado corazón.
¡Actuemos ya, escojamos bien!

Sólo Eso.