La triste partida: falleció por Covid ingeniero de la Gobernación del Cesar
La triste hora de la despedida llegó para los familiares y amigos del ingeniero Ramón de Jesús Rueda Ochoa, quien en la madrugada de este sábado 14 de noviembre perdió la batalla ante su verdugo invisible: el Covid 19.
Por varios días, el profesional universitario estuvo internado en la unidad de cuidados intensivos de la Clínica Laura Daniela, de Valledupar, luchando por vivir y seguir estando allí para su incondicional esposa y sus dos pequeños hijos, por quienes trabajaba en pro de darles un brillante futuro, tan exitoso como el que él mismo estaba labrando.
Aunque hace algunos días la noticia pareció emerger de manera prematura, en aquel momento todo se trató de un infortunado accidente. El error de una funcionaria del centro asistencial lo dio por muerto a causa del virus y por algunos minutos alcanzaron a llorarlo, pero afortunadamente, aún había esperanzas.
Otra persona que compartía su misma mala situación era quien había fallecido, mientras que él seguía batallando y parecía presentar mejorías en su salud, de acuerdo a lo que contaban los médicos a cargo de su cuidado. Ello acrecentó las esperanzas de su familia, que nunca dejó de rezar incesantemente a Dios para que lo sacara triunfante y se los devolviera sano.
Sin embargo, una afección de los pulmones causado por el coronavirus, que ha cobrado cientos de miles de vidas a lo largo del mundo y que lo mantuvo en delicado estado de salud durante su última semana de vida, terminó por debilitar su cuerpo y llevarse no sólo sus fuerzas y sus ilusiones, sino también la de los suyos.
La noticia cayó como un baldado de agua fría, tanto o más que las lluvias que por estos días se exhiben en los despertares de Valledupar. Este sábado no fue la excepción. Un cielo oscuro y nuboso fue el telón de fondo que acompañó el triste suceso.
Sus allegados y sus compañeros de labores de la Secretaría de Salud del departamento del Cesar, donde fungía como visitador del grupo de Dimensión Ambiental, lamentaron su muerte y expresaron con las más sentidas palabras sus condolencias, recordando su nobleza, su don de servicio y su inquebrantable alegría, que será el consuelo de sus seres amados para recordarlo infinitamente.
El ingeniero de alimentos de 56 años era natural del corregimiento de Los Venados, jurisdicción de Valledupar, donde será recibirá el último adiós bajo los protocolos de bioseguridad.