«El Covid no es fácil, yo lo viví y perdí a mi esposa»: Orlando Becerra
Orlando Becerra y su esposa Miriam Acuña, se conocieron siendo muy jóvenes, cuando estudiaban en el Colegio Nacional Loperena, allí se enamoraron; una vez se graduaron del bachillerato decidieron formar un hogar. El amor de esta pareja perduró durante 43 años, tanto en la salud como en la enfermedad y así fue hasta hace muy poco cuando la pandemia del coronavirus tocó la puerta de su vivienda.
En diálogo con Mi Diario, Orlando narró la amarga experiencia que le tocó enfrentar tras contagiarse de este virus, «Mi mujer presentaba síntomas de Covid, estábamos atentos a los resultados. Un sábado al salir de mi trabajo sentí una carraspera en la garganta». Desde ese momento los dos estuvieron aislados en habitaciones separadas y a Orlando también le hicieron la prueba.
El resultado de ambos fue positivo, al parecer Miriam habría contagiado a Orlando pero él afirmó que no la culpa porque el virus está en todas partes. Los dos cumplieron con su respectivo aislamiento, uno de sus hijos es médico y era quien constantemente los monitoreaba.
Al cumplir 13 días de cuarentena se esperaba que al día siguiente Miriam superara el virus pero no fue así, su estado de salud desmejoró y tuvo que ser trasladada a una clínica donde tres días después falleció.
Orlando cuenta que vio a su esposa salir de casa hacia la clínica aunque no imaginó que esa sería la última vez. A él también tuvieron que remitirlo a un centro asistencial donde estuvo solo unas horas antes de ser trasladado a la Clínica de Alta Complejidad, allí estuvo ocho días bajo tratamiento médico.
De los síntomas causados por el Covid-19, recordó que «sentía como un dolor de cabeza pasajero, un dolor de espalda. No tenía fiebre ni tos». Estando en la clínica experimentó otras afectaciones «me estaba asfixiando, me hicieron una tomografía, estaba con inhaladores», también aseguró que tenía dificultades para comer y que pasó hambre por no poder masticar.
Afortunadamente logró superar el coronavirus y finalmente fue dado de alta. Aunque su salud había sido restablecida, le tocó enfrentarse a un nuevo dolor, el de la pérdida de su amada. Uno de sus hijos le dio la lamentable noticia.
Para él no ha sido nada fácil asimilar que ya Miriam no está en casa, le resulta imposible no recordarla entre lágrimas, lamenta no haber estado presente para darle el último adiós, sin embargo el amor de sus hijos lo ha llenado de fortaleza.
Uno de ellos lo acompaña a sus constantes chequeos médicos y respecto al autocuidado frente al virus en su hogar son mucho más estrictas las medidas de bioseguridad.
Orlando manifiesta que al estar en contacto con el virus «sale uno con mucho temor, pensando que todo el que se te acerca esta contagiado». Es por eso que decidió poner un letrero en la puerta de su vivienda para restringir las visitas, aunque poco ha funcionado «la gente viene, quieren abrazarme y besarme, me toca pedirles que no lo hagan. Que conserven una distancia de dos metros».
Y agregó que «hay muchas personas que tienen como burla y no le dan importancia a esta enfermedad. Esto no es fácil, yo lo viví, perdí a mi esposa. Estoy en recuperación y no quiero que los demás les pase lo mismo».