En La Guajira, excombatiente agricultor es ejemplo de compromiso y reconciliación

 

 

Ernesto Barajas es una persona en proceso de reincorporación quien cultiva

tomate y pimentón en el departamento de La Guajira. Foto: Comunicaciones ARN

 

 

 

  • Ernesto Barajas representa una historia de reincorporación exitosa. En la legalidad lucha por sus sueños: uno de ellos, ha sido capacitarse para fortalecer sus cultivos de tomate y pimentón en el municipio de Fonseca, La Guajira, en donde ya ha plantado 4.000 matas que están en proceso de crecimiento.

 

Ernesto está feliz con su nueva vida de agricultor y, gracias al acompañamiento brindado por la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), hoy puede contar avances de su emprendimiento llamado ‘Organizol’, enfocado en el cultivo orgánico de tomate y pimentón.

 

Nació en Villanueva, La Guajira, pero su marcado acento cachaco revela que no fue criado en estas tierras. Creció en Boyacá, departamento en el que pasó diez años de su vida; allí, perdió a su padre, cuando solo tenía un mes de nacido; y a su madre a los diez años de edad, cuando apenas se formaba académicamente en la escuela rural La Ramada.

 

El descontento frente a diferentes circunstancias lo condujo a relacionarse con integrantes de grupos armados al margen de la Ley, y a sus 17 años de edad ingresó a las Farc-Ep en los Llanos Orientales; donde durante ocho años estuvo en combate. En el 2018, cuando inició el proceso de reincorporación, empezaron a llegar nuevas oportunidades a su vida.

 

Volver a empezar

Es una persona sencilla, solidaria y emprendedora que ¡volvió a empezar! Sueña con ser un profesional del ‘agro’, ayudar a su comunidad, a su familia y ser un ejemplo para su pequeña hija, su más grande motivación.

 

Aunque aprendió a cultivar de manera empírica, sus habilidades las ha ido perfeccionando con el apoyo brindado por la ARN, a través de programas de formación.

 

“El acompañamiento de la ARN durante este proceso ha sido excelente, tuve la oportunidad de capacitarme en un entorno productivo durante tres meses, para certificarme como técnico laboral agropecuario a través de la Fundación Panaca en Quimbaya, Quindío”, explica el exintegrante de las Farc-Ep.

 

Para él, esta experiencia educativa ha sido una de las mejores de su vida, lo que fue posible gracias al trabajo de la ARN, Fundapanaca y el apoyo financiero del Fondo Multidonante de las Naciones Unidas para el Sostenimiento de la Paz y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

 

Espera que sus cultivos den excelentes frutos para generar mayores ingresos e iniciará sus estudios como parte del modelo de educación flexible Maestro Itinerante, gracias al convenio entre la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) y la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD).

 

La ARN fue su impulso

Este proceso, como él indica, no habría sido posible sin el acompañamiento de la ARN. Angélica Patricia Agámez, coordinadora de la entidad en los departamentos de Cesar y La Guajira, señala que para la Agencia es prioridad que las personas en reincorporación identifiquen alternativas para la generación de ingresos, el fortalecimiento empresarial y el sostenimiento de unidades de negocio.

 

“Esto se convierte en un ejemplo fehaciente de que en el país se construye paz y se trabaja para que los excombatientes vivan en la legalidad. Ernesto Barajas ha demostrado ser una persona comprometida con su reincorporación”, resalta la coordinadora de la ARN.