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Más amor, más amistad… para cambiar el mundo

Por. Eduardo Santos Ortega Vergara.

No es solo por el mes de septiembre, ni por emular de otros países celebraciones foráneas: que San Valentín, que amigo secreto, que el día de los enamorados; de lo que se trata en esencia, cuando el mes de septiembre nos recarga las baterías del sentimiento noble y sincero: el amor, es poder demostrar con verdadero sentimiento lo que nos enseñó Jesucristo. “El amor es la puerta que nos conduce del egoísmo al servicio. ¡Ama! Juan 15 17 nos induce en el mandato del señor que dice ¡Esto os mando: que améis los unos a los otros! El amor fundamentado en su verdadera esencia. Es el respeto por la diferencia, aceptarnos tal y como somos. Nuestra pareja es el complemento de lo que yo no tengo, el amigo es la diferencia a lo que soy, el polo a tierra, cuando ando entre nubes grises de confusión. De verdad que necesitamos reconocernos como seres de luz y esperanza en un verdadero cambio, perdonar al que hace daño. Que valoremos la revolución de las pequeñas cosas, lo poquito que tú puedes aportar, sumado a lo poco que pueden aportar los demás, seguramente vamos a obtener mucho. Iniciar la perpetuidad de las celebraciones del amor y la amistad, que no sea un tema comercial ni una fecha específica. Todos los días deben ser de amor y amistad, dándole el verdadero sentido al amor y desde luego valorar la amistad. Como dice la canción que magistralmente interpretan los hermanos Zuleta, “Amigo, qué quiere decir amigo hasta donde he comprendido significa un sentimiento de amistad sin interés/ Amigo expresión noble y sencilla sin el valor merecido la que muy pocos respetan y muchos abusan de él/ Amigo es aquel que te sirve cuando lo necesitas y no cobra interés amigo es aquel que te observa que estas en un abismo y no te deja caer/ No es amigo el que acompaña tus copas, no es amigo el que critica tu ruina es amigo el que respeta a tu esposa y a que camines parejo te

obliga/ Amigo, yo de ti me siento amigo lo digo a plena conciencia puedes someterme a prueba pa’ que juzgues mi amistad/ Amigo, yo de ti no tengo quejas te probé hasta la impaciencia saliste airoso en la prueba y el puntaje fue de más/ Amigo es aquel que en la cárcel por año tras años te va a visitar amigo es aquel que aunque faltes quiere a tu familia y respalda tu hogar/ No es amigo el que te induce a lo malo, no es amigo el que te ignora si enfermas, es amigo el que te obliga altrabajo y que contigo comparte tus penas/

Pretender decir más de lo que debe significar la amistad anunciada en estas letras doradas con esta magistral canción es redundar, solo debemos acceder al sentimiento propio y cuidar de nuestro proceder para que las cosas funcionen de acuerdo a lo que todos queremos, un mundo sano, sin prejuicios, sin odios ni desmanes. Un mundo lleno de oasis, con manantiales de agua viva que nos brinde la paz espiritual que todos merecemos. No más llanto de dolor y muerte, regando la aridez de una guerra insana. No más muertes entre hermanos. No más violencia. Aferrémonos a esta plegaria que nos invita de corazón a pensar diferente, a sentir diferente, a ser respetuosos con la vida que nos regaló Dios y que nos permite soñar en un mundo mejor. “Que la violencia se vaya del Valle, ya no queremos más guerra en mi pueblo; ya no más muertos, no más niños solos, no más mujeres viudas con dolor; abraza mejor a tu hermano dale un sentido beso con amor cuida del niño cuida del anciano y nunca pierdas tu paz interior. Dame un abrazo, ven dame tu mano y construyamos un mundo mejor que nunca falte el pan pa mi hermano no muera un niño por desnutrición. Un canto triste, memoria de un verso, muere la paz aquí en la tierra mía. Hoy solo pido cantemos alegres con esperanzas pa un mundo mejor. Dame un abrazo, ven dame tu mano y construyamos un mundo mejor; que nunca falte el pan pa mi hermano no muera un niño por desnutrición”.

La inocencia de un niño es el mejor ejemplo que nos brinda la vida, un niño llora por hambre, y cuando es solventada esa necesidad su llanto lo transforma en alegría y risas; nunca verás a un niño enojado más allá de un rato; si recibe un castigo por algo, su enojo y resentimiento lo transforma en un beso y un abrazo a su mamá. No alimenta odios en su convivencia, se pelea con sus amiguitos, pero luego eso lo transforma en prestar sus juguetes y compartir sus cosas. Aprendamos de eso. Seamos tolerantes, llenemos nuestro corazón de perdón y alegría. Brindemos más sonrisas y de vez en cuando abracemos al hermano. Cambiemos la antipatía por abrazos. Un te quiero nunca está de más; las flores no solo son para las tumbas en los panteones, tampoco esperemos a que sea una fecha “especial”, cualquier día es bueno para escribir un poema en el que el verso más largo sea “Te Amo”.

Más amor, más amistad… para cambiar el mundo. Sólo Eso

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