Plan pistola del Golfo en Marcha

Entre la vida y la muerte se debate el auxiliar bachiller de la Policía Ramón Vicente Bovea Castro, de 18 años, quien en la noche del miércoles recibió un impacto de bala en la cabeza mientras prestaba su servicio en un CAI de Ciénaga, Magdalena.

Bovea es la más reciente víctima del ‘plan pistola’ que viene adelantando el ‘clan del Golfo’ desde el 4 de mayo y que ha cobrado la vida de ocho uniformados y dejado a cinco más heridos.

“Sí hay una amenaza del ‘clan del Golfo’ que ha sido exitosa en casos que nos duelen mucho, pero que no van a quitarle el entusiasmo a la Fuerza Pública para perseguir a esa organización. Les vamos a echar mano, que eso no lo duden”, afirmó el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, sobre la estrategia criminal.

La Policía, además de perseguir a los sicarios, está tomando medidas. Así, en las videoconferencias con las cuales los mandos se comunican cada mañana con sus hombres en todo el país, se imparten recomendaciones de autoprotección como llegar y salir de las estaciones vestidos de civil, andar en parejas, abstenerse de comunicarse por aplicaciones –ya que eso los distrae– y pedir apoyo ante cualquier anomalía.

“La muerte de nuestros uniformados es una retaliación del ‘clan’ por los golpes que le hemos propinado, como la muerte de ‘Pablito’ (uno de sus principales jefes) o la incautación de 94 toneladas de cocaína”, afirmó el director de la Policía, general Jorge Hernando Nieto.

En los últimos 13 días, han sido ocho los uniformados muertos. Además de las seis víctimas del ‘clan’, otros dos fueron asesinados por ‘los Pelusos’ y el Eln.

En los últimos 13 días, han sido ocho los uniformados muertos. Además de las seis víctimas del ‘clan’, otros dos fueron asesinados por ‘los Pelusos’ .
Pero ¿qué pretenden los Úsuga?
Eventualmente, los ataques contra la Fuerza Pública –algo que no era usual entre los paramilitares, grupos de cuyos restos surgieron, hace una década, las bandas de hoy– tendrían la intención de lograr la imagen de organizaciones levantadas en armas contra el Estado.

Como se recordará, buscar algún tipo de beneficio político similar al que alcanzaron los paramilitares en la negociación con el gobierno de Álvaro Uribe es una estrategia sostenida de la banda. Pero, señala Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, Cerac, lo que está pasando en este momento correspondería más a un plan de amedrentamiento que suele usar el crimen organizado “para obligar a los comandantes locales de la Policía a incurrir en actividades ilícitas a su favor, para dejarse corromper”. “No creo que sea una estrategia como la utilizada por Pablo Escobar, con la que buscaba no ser extraditado”, afirmó.

La estrategia también mostraría a las comunidades de sus zonas de influencia que la violencia del ‘clan’ no se para en miramientos, pues es capaz de tocar a los agentes del Estado.