Avance Histórico en la Formalización del Primer Territorio Campesino Agroalimentario (TECAM) en Colombia
El Gobierno del Cambio avanza firmemente en la materialización de una de sus principales promesas: la justicia social para el campesinado colombiano. En un hecho sin precedentes para la historia de Colombia, la Agencia Nacional de Tierras (ANT) lideró la realización de la histórica Audiencia Pública en el corregimiento de Mandinguilla, donde la comunidad campesina del Territorio Campesino Agroalimentario (TECAM) Ciénaga de La Zapatosa dio un paso decisivo en el camino hacia el reconocimiento legal del primer TECAM en el país.
Un paso hacia la justicia social
Este proceso tiene un profundo significado para el Gobierno del Cambio, ya que busca garantizar que los territorios campesinos, que han sido el pilar de la soberanía alimentaria, la preservación de los ecosistemas y la producción agroecológica, reciban el reconocimiento legal que les corresponde. La formalización del TECAM Ciénaga de La Zapatosa, ubicado entre los municipios de Chimichagua y Astrea, en el departamento del Cesar, simboliza el compromiso del actual Gobierno de reconocer y proteger los derechos de las comunidades rurales.
Un marco legal para el reconocimiento
A través del Decreto 0780 de 2024, el Gobierno del Cambio estableció el marco legal para el reconocimiento, fortalecimiento y ampliación de los TECAM en todo el país. Este decreto se configura como una herramienta poderosa para garantizar la soberanía de las comunidades campesinas y su derecho a la gestión autónoma de sus territorios. El TECAM Ciénaga de La Zapatosa es un ejemplo de cómo el Estado, de la mano de las comunidades, puede contribuir al desarrollo rural integral y sostenible.
Un plan de vida digna
La jornada de la audiencia pública permitió presentar el Plan de Vida Digna, una herramienta construida de manera participativa por las mismas comunidades. Este plan es un testimonio del esfuerzo colectivo de los campesinos y campesinas, que han trabajado por generaciones para cuidar la tierra, fortalecer la organización productiva y proteger los bienes comunes. En él se recogen propuestas concretas para el uso sostenible del territorio, la defensa de la cultura campesina y la generación de un futuro próspero para las nuevas generaciones.
Juan Dávila Mancilla, en su intervención durante la audiencia pública, destacó el carácter histórico y reparador de este proceso para las comunidades rurales de la región. «El proceso de socialización del TECAM lo comenzamos llegando a los nueve corregimientos del municipio, con las juntas comunales y las organizaciones campesinas, llegando además a las comunidades de la zona urbana de Chimichagua para dar a conocer en qué consiste un TECAM», afirmó.
Nadia Umaña Abadía, coordinadora nacional del equipo TECAM, enfatizó que «el plan de vida digna de los territorios campesinos agroalimentarios es el instrumento, el horizonte, el sueño de las comunidades campesinas organizadas en esta territorialidad para poder significar la vida del campesinado, del pescador artesanal, de la mujer campesina para generarle oportunidad de arraigo, de futuro a la juventud campesina, a la niñez de este territorio».
Un compromiso con el movimiento campesino
Esta audiencia pública marca un punto de inflexión en la implementación de una Reforma Agraria con enfoque territorial. Este proceso, impulsado por el Gobierno del Cambio, reconoce al campesinado como un sujeto político y de derechos. La formalización del TECAM de la Ciénaga de La Zapatosa es un acto pionero, cuyo valor simbólico trasciende las fronteras de este territorio para convertirse en un hito en la historia de la justicia rural en Colombia.
Un futuro más justo y sostenible
A través de este avance, el Gobierno del Cambio está materializando su compromiso con la construcción de una paz duradera, promoviendo un ordenamiento territorial que respete los derechos de las comunidades rurales y proteja el medio ambiente. Con esta acción, se da un paso decisivo hacia la formalización de otros territorios campesinos en el país, garantizando que las comunidades rurales tengan la autonomía y los recursos necesarios para vivir con dignidad, producir de manera sostenible y contribuir al bienestar colectivo. Este proceso histórico es una clara muestra de que, bajo la administración del presidente Gustavo Petro, el país avanza hacia una justicia social y territorial más equitativa, en la que los campesinos y campesinas son reconocidos como actores fundamentales en la construcción de un futuro más justo, democrático y sostenible para Colombia.

