Viajar en medio de la pandemia: entre la desolación y el temor al contagio

Es sabido que la pandemia por coronavirus desde su llegada a principios del 2020 ha generado una serie de cambios en la vida cotidiana de las personas alrededor del mundo, desde la forma de saludar, el distanciamiento social que ha impedido estar junto a seres queridos, el ambiente laboral, entre otras restricciones para evitar el aumento de contagios y muertes a causa del Covid-19.
En el mes de marzo cuando se confirmaron los primeros casos positivos de coronavirus en Colombia el Gobierno Nacional adoptó estrictas medidas, como el confinamiento obligatorio que implicó el cierre de fronteras terrestres y aéreas, es decir que nadie podía ingresar ni salir del país.
Esta situación preocupó a los viajeros colombianos que radican en el exterior y se encontraban de visita en el país, e igualmente los que estaban en otros lugares del mundo que debían regresar a Colombia. Aunque fueron anunciados vuelos humanitarios, esto no les garantizaba nada, dadas las circunstancias de la emergencia sanitaria.
Entre tanto, los casos iban en aumento en el país por lo que el confinamiento se extendió durante los meses de abril, mayo, junio, julio, agosto y solo hasta septiembre se empezaron a reactivar los sectores de la economía, entre ellos los aeropuertos, bajo los protocolos establecidos.
Nancy Quintero Suarez, colombiana casada con el Italiano Maurizio Pinelli, quien desde el 17 de febrero se encontraba de vacaciones en su natal Valledupar, tuvo que esperar nueve meses para volver a Italia donde actualmente reside “Me daba pesar tener a mi esposo lejos y que estuviera solo. Yo veía cada vez más lejos mi viaje”, afirmó. Por otro lado, comentó que se sentía “Agradecida con Dios porque estaba con mi familia, mi mamá, mi hijo”.
Su retorno inicialmente estaba programado para el 6 de abril, pero fue cancelado por la aerolínea y solo hasta el pasado 24 de octubre pudo por fin abordar un avión que partió desde el Aeropuerto Internacional El Dorado en Bogotá hacia el Adolfo Suarez en Madrid (España), allí tomó otro vuelo que finalmente aterrizó en el Aeropuerto Guglielmo Marconi de Bologna (Italia).
A Nancy la esperaba su esposo, con quien en los últimos meses sólo había tenido contacto a través de video llamadas. Poco después de llegar a su hogar, esta viajera contó a Mi Diario como fue la experiencia al interior de los aeropuertos en medio de la pandemia, “Todos los años voy a Valledupar y esta experiencia fue la más desoladora, se sentía el ambiente diferente. Es triste no poder despedirse de los familiares porque no pueden ingresar al aeropuerto, sólo permiten que ingrese el viajero. Un abrazo ya no se puede dar, esto nos ha afectado en todos los ámbitos de nuestra vida”, dijo.
Además, aseguró que al interior de los aeropuertos “Me impactó ver que los pasillos estaban solos, nada más estábamos los viajeros y los empleados, se sentía una desolación. Nos hacían llenar muchos formularios, me pareció extraño que no tomaran la temperatura, solo había dispensadores de gel anti bacterial y tampoco exigían el cambio de tapabocas, sin embargo, yo llevé unos adicionales y me lo cambié”, señaló.

Pero su viaje no fue lo único atípico, la prolongación de su estancia en Valledupar, el estar lejos de su esposo y el fallecimiento de seres queridos a causa del Covid-19 la afectaron emocionalmente, “En septiembre tuve varias perdidas de seres queridos a causa del virus, cuatro personas cercanas a la familia. Mi esposo no tuvo pérdidas en su familia, pero si sentía la tristeza de ver a su país en esas condiciones”. Nancy ahora se encuentra en su apartamento en Bologna, cumpliendo su cuarentena obligatoria que hace parte de los requisitos para poder ingresar al país donde actualmente hay un rebrote de coronavirus.